Hace muchos años, cuando empecé a ser cooperante, alguien me hizo llegar un documento que aún conservo en papel (es de 2007) y que me hizo entender muchas cosas de este mundo. Y el otro día me acordé de él y quería compartirlo de nuevo. Aún hoy tiene vigor, sigue siendo muy sensato. Los consejos tienen una elevada dosis de sentido común. Espero que te guste y te remueva tanto como a mí en su día. Te hago un resumen en este artículo, pero al final te dejo el documento completo.
Tabla de contenidos
- 1 Dejarás a la contraparte local protagonizar el proyecto
- 2 Estimularás la autoestima en la contraparte local
- 3 No ayudarás a quien no se ayuda a sí mismo
- 4 Cooperarás, no harás donaciones
- 5 Atenderás al proceso: es lo fundamental
- 6 Comprenderás la cultura social
- 7 Evitarás el norte-centrismo en tus análisis y en tu conducta
- 8 No impondrás pero no lo aceptarás todo
- 9 No te engañarás: el poder está desigualmente repartido
- 10 Serás puente: traducirás las dos lógicas
- 11 Coordinarás tu proyecto con el de otros
- 12 Aceptarás que la meta no es ser querido por los pobres
- 13 Descubrirás que cooperar es aprender
- 14 Te convencerás de que la finalidad de la cooperación es desaparecer
Dejarás a la contraparte local protagonizar el proyecto
La contraparte local debe ser la protagonista. Esto significa que hay que hacer las cosas bien y hay que gestionar bien, pero siempre y cuando lo que se hace sea entendido y compartido por la contraparte local. En caso contrario y si así es la voluntad de la contraparte, es preferible que se haga algo que a juicio del cooperante sea “peor”. Es preciso contener el narcisismo personal y procurar moderar el narcisismo de la institución que se representa. Ambos son pecados y tentaciones de la cooperación. Y ambos deben ser controlados porque ponen en cuestión una meta fundamental de la cooperación: que la contraparte protagonice.
El cooperante debe asesorar, sugerir y proponer, pero no decidir contra la opinión de la contraparte. El futuro de cada país debe ser decidido por los habitantes e instituciones de ese país.
* La contraparte local es la ONG, asociación, colectivo… del país del Sur con la que la ONG del Norte colabora.
Estimularás la autoestima en la contraparte local
Contra el sentimiento de infraestima colectiva de la contraparte: “no sabemos, no tenemos, no podemos”, el cooperante debe valorar lo que ya existe, lo que ya se hace, lo que ya se sabe. El mayor y mejor resultado de un proyecto de cooperación no se puede medir ni se puede contar: queda en la conciencia de quienes participaron de él y ganaron confianza en sí mismos.
No ayudarás a quien no se ayuda a sí mismo
Quien no se ayuda a sí mismo no tiene derecho a solicitar ayuda. Y no es justo brindársela cuando hay otra mucha gente que se esfuerza en soledad, sin recibir ninguna ayuda y sin tener ninguna mano amiga. La cooperación debe ser un encuentro de esfuerzos, una suma de voluntades.
Cooperarás, no harás donaciones
Salvo en casos de extrema necesidad motivada por catástrofes no deben hacerse donaciones. No hay desarrollo autosostenible sin esfuerzo propio. Y no hay esfuerzo propio donde hay donación totalmente gratuita. Las donaciones pueden aportar más cantidad de cosas a las comunidades, pero les amputan el hábito de ganarlas, les inoculan el virus de la dependencia. Donde se elimina el esfuerzo propio se aborta el principal factor de desarrollo y se condena a la gente y al país a una crónica dependencia. Además, la relación entre el que da todo y el que recibe todo sin esfuerzo por su parte, es una relación profundamente viciada, de extrema desigualdad, antidemocrática.
Nadie pierde su dignidad por ser ayudado. Todos pedimos ayuda en una u otra ocasión y todos somos ayudados por alguien o ayudamos a alguien. Pero si la ayuda es total, continua y anula los esfuerzos del ayudado, es difícil que el resultado final no sea generar en el ayudado un sentimiento de inferioridad.
Atenderás al proceso: es lo fundamental
En el diseño de cada proyecto de cooperación se establecen unos objetivos que hay que cumplir. Estos resultados focalizan la atención del cooperante, del organismo al que representa y de la contraparte local. Sin embargo, más importante que ese objetivo cumplido: puente, escuela, agua potable, energía eléctrica, puestos de trabajo, caminos… es si el proceso para lograrlo ha incrementado la capacidad de la contraparte local y de la comunidad para realizar nuevos diseños de nuevos proyectos.
La cooperación debe esforzarse, si es necesario en comprender la cultura de quienes le acogen, sus valores, su lenguaje, sus refranes, sus costumbres, su particular manera de entender el mundo. Sólo así podrá entender y hacerse entender sin demasiados equívocos. Apertura cultural no quiere decir perderse totalmente en la otra cultura. El cooperante procede de un lugar que tiene una cultura. Nadie le pide conversiones, sino comprensiones.
Evitarás el norte-centrismo en tus análisis y en tu conducta
No creerás así, sin más, que el progreso es lineal y avanza en una sola dirección. Y por eso no pensarás que la sociedad con la que cooperas está hoy en un punto de esa línea por el que la sociedad de la que tú procedes ya pasó y que tu misión es guiar a quienes van “atrasados” en ese tránsito hacia la estación de llegada que ya conoces. Con esta falsa idea en la cabeza, la conducta y las acciones del cooperante reforzarán los cimientos del abismo existente entre el Norte y Sur y que se
basan en esta premisa: el Sur debe marchar tras los pasos del Norte, que son los pasos correctos.
No impondrás pero no lo aceptarás todo
El que respeta acríticamente todas las decisiones y el modo de proceder de la contraparte se vuelve innecesario. El que impone sus decisiones a la contraparte se vuelve indeseable para la contraparte y para el propio desarrollo del país.
Es preciso que crees con la contraparte un clima en el que pueda expresar todas sus ideas sobre el proyecto y también las críticas sin herir, sin humillar. Un clima en el que la contraparte y la comunidad se sientan con la libertad de criticar con franqueza las actuaciones del cooperante y del organismo que representa.
No te engañarás: el poder está desigualmente repartido
La desigualdad de poder entre la agencia de desarrollo que el cooperante representa y la contraparte es real. No se trata de ocultarla sino de clarificarla, de señalar sus límites y de crear reglas del juego que sean aceptables y equitativas para ambas partes.
Serás puente: traducirás las dos lógicas
Sólo el cooperante puede hacer este papel de puente, porque procede o conoce la sociedad del organismo cooperante pero vive a diario en la sociedad de la contraparte. Si el cooperante no cumple esta misión de relacionar ambas lógicas, nadie lo hará y el desencuentro se irá haciendo mayor y frustrará el proyecto de cooperación.
Coordinarás tu proyecto con el de otros
El primer deber de los cooperantes es cooperar entre sí en beneficio del desarrollo local. Con frecuencia no sucede así y los cooperantes compiten por proyectos exitosos y exclusivos. No es raro que una misma población reciba propuestas de cooperaciones distintas pero que tienen la misma finalidad, aunque le exigen distinto nivel de compromiso. Compartir y no competir: ése el camino.
Aceptarás que la meta no es ser querido por los pobres
Hay que contener el común y extendido deseo de que nos quieran muchísimo. Cuando se ejerce de cooperante, esto es relativamente fácil de lograr porque uno da y a veces, apenas exige. Pero el objetivo no es ser querido por los beneficiarios de los proyectos. El objetivo es contribuir al éxito del proyecto acordado con la contraparte.
Descubrirás que cooperar es aprender
El vocablo cooperar puede entenderse de forma equívoca y unilateral, en una sola dirección: ayudar y asesorar al necesitado, al más pobre. Pero en el trabajo de cooperación se recibe más de lo que se da si se tienen los poros abiertos y se aprovecha la enorme suerte de vivir inmerso en otra cultura. El ejercicio de la cooperación es de ida y vuelta. Es en realidad un intercambio.
Te convencerás de que la finalidad de la cooperación es desaparecer
La prueba última de la bondad de un proyecto es que al finalizar los recursos de la cooperación el proyecto subsiste si es de esa clase con recursos propios. Esto exige trabajar para irse, realizando un progresivo desplazamiento de las responsabilidades y de la toma de decisiones hacia los demás en busca de un final anunciado: hacerse innecesario.
Código deontológico del cooperante de Víctor Viñuales (ECODES), 2007.
Tras 15 años vinculada al mundo de la cooperación internacional quiero compartir toda mi experiencia para ayudarte a encontrar el voluntariado o el viaje solidario de tus sueños. Puedes descargarte mi «Manual imprescindible para personas viajeras y solidarias que buscan diferenciarse» para empezar.