Durante los distintos confinamientos que tuvimos en 2020, leí muchas publicaciones en redes sociales sobre viajes pasados, futuros, volveremos a viajar, no puedo vivir sin viajar, viajando soy yo mismo/a… Es cierto que las personas viajeras sentimos que nos quitan un pedacito de nosotras cuando nos impiden viajar, pero también creo que hemos caído en la romantización de los viajes y su significado. Y te lo digo yo, que me dedico a viajar y siempre intento quedarme con lo bueno, pero para tener una visión completa, hay que contarlo todo.
Tengo que decir antes de nada que todo lo que escribo aquí es mi opinión, así que puedes no estar de acuerdo. De hecho, tanto si estás como si no estás de acuerdo, te invito a que me lo cuentes en los comentarios de debajo.
¡Vamos allá!
Tabla de contenidos
No te mueres si no viajas
En realidad, no te mueres con casi nada que no haces (ni si te faltan personas). Te mueres si no respiras. Centrarse en lo que nos falta o lo que no podemos hacer y no centrarse en lo que sí es una fuente de sufrimiento gratuita. Sé que hay veces que no se puede evitar sentir nostalgia, pero sufrir por sufrir no tiene sentido. Hay muchas cosas que descubrí cuando no se podía ver a la gente o viajar y que son un aprendizaje y un disfrute en sí mismas, como por ejemplo pasear y descubrir nuevos lugares cerca de mi casa que no sabía ni que existían o pasar tiempo de calidad con personas que tenía descuidadas.
Si puedes viajar y ver por ti mismo/a cómo viven otras personas en otros lugares del mundo, perfecto, te animo a que lo hagas. Pero si por lo que sea no puedes, te recuerdo que hay mucha gente que nunca puede, ha podido o podrá viajar. Y no hablo de las personas occidentales que no tienen dinero. Hablo de las personas que viven en los países lejanos que vamos a visitar y a los que tenemos cerradas nuestras fronteras solo porque tienen diferente capacidad económica. No te olvides de eso.
Luchar contra los miedos y aprender a respetar: entrevista a Solidaridad Viajera
El 3 de octubre de 2021 salió a la luz mi primera entrevista en el programa de Roge Blasco «Levando anclas» (Radio Euskadi). Como soy así de dejada, ni siquiera la promocioné en redes sociales ni en mi web, así que ahora te la dejo por aquí.
Roge invita a sus oyentes cada domingo por la noche a viajar con la imaginación. Así reza su cortinilla: «Los viajes y las aventuras contados directamente por sus protagonistas; sus palabras nos remiten a otras zonas lejanas del planeta».
En la entrevista hablamos de lo que suponen los viajes, de los miedos, de la ignorancia, de las oportunidades… También cuestionamos ciertos elementos de la cooperación: ONG que te cobran demasiado por vivir experiencias que te cambian la vida, las fotografías en redes sociales con niñez racializada con mensajes de «qué felices son con lo poco que tienen», la ayuda paternalista…
Aquí te dejo el enlace por si quieres escuchar la entrevista 👇
La planificación de un viaje es durilla
Voy a contarte esto en plan Sofía de Las chicas de oro: «Sicilia, 1920…». Si tienes menos de 35 no sabrás a que me refiero, olvídalo 🙂
Agosto de 2001, Guatemala.
Por primera vez en mi vida, me iba de viaje cruzando el charco. Tenía una amiga cooperante allí e iba a verla. Qué nervios y qué pasada de país, todo era diferente.
Agosto de 2002, Cuba.
Cinco amigos metidos en un coche, recorriendo Cuba. El disfrute máximo.
Agosto de 2003, Nicaragua.
Mi primer voluntariado internacional. Mi tarea durante un mes: dinamizar una casita de la niñez (algo así como los centros de tiempo libre de España) en un barrio de Ocotal, al norte de Nicaragua.
Luego vinieron Ecuador, Costa Rica, India, Filipinas, Tanzania, México, Uruguay, Sáhara, Tailandia, Marruecos, Senegal… Cuando tenía veintipocos, la verdad es que disfrutaba un montón de la preparación del viaje, pero luego se me empezó a hacer pesado… Prefería que, o bien alguien me preparase el viaje, o bien quedar con alguien que hubiese estado y me dijese la ruta y los sitios a los que ir.
Será la edad y que me he acomodado, puede ser. Pero hablando con el resto de amigos/as viajeros/as, resulta que les ha pasado lo mismo 😊
Ahora no me apetece renunciar a un buen viaje y a ir por mi cuenta, pero me quiero facilitar la vida y ahorrarme quebraderos de cabeza, que bastantes tenemos ya. En un viaje, solo quiero disfrutar (esto es lo que me ha llevado a crear un proyecto de viajes).
La industria actual del turismo
«Viajar se ha convertido en esa mezcla bastarda de necesidad, derecho y premio que nos promete «cargar las pilas» y «desconectar» de la sofocante cotidianeidad. Detrás de los anuncios de viajes asoma siempre la idea de que nuestro día a día es algo que bien merece una «escapada», en una muestra de que el capitalismo es capaz incluso de rentabilizar la conciencia de que el mundo que ha creado es difícilmente soportable».
Jodidos turistas
Hace algunos meses descubrí este libro que me ha hecho reflexionar mucho: «Jodidos turistas» 👇
«Está bastante extendida esa idea de viajar muy lejos «para encontrarse con uno mismo». Es curioso que, aunque uno se haya perdido en una megalópolis occidental, un día se pone en marcha y va a buscarse a un hostal de mochileros de un poblado nepalí.
La industria del turismo está siempre disponible para ayudar a sus clientes a buscar o a construir su propia identidad, o incluso a sentirse más humanos.
Se diría que salir de ese hostal y observar a gentes que de alguna forma tratan de conservar su cultura y modo de vida es algo que ayuda al turista en esa «búsqueda parasitaria de cosas perdidas».
¿Y qué son esas cosas perdidas? Parece razonable pensar que se trata por ejemplo, de una nostalgia de las condiciones de existencia arrebatas históricamente por el capitalismo, de la autonomía que alguna vez pudieron tener las comunidades para decidir cómo vivir, de la capacidad de entenderse con el entorno natural, y de una cultura propia que aún no habría sido aniquilada y sustituida por la homogenización occidental y el triunfo de la mercancía».

Expectativa versus realidad
Cuando visitamos un lugar, nos hacemos una idea de cómo es solo por pasar unos días o semanas allí (te adelanto que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Ya sea para criticar o para elogiar, es imposible conocer y/o valorar la compleja realidad de un lugar, sus costumbres y sus gentes en tan poco tiempo.
Otra cosa que pasa a menudo es que las personas habitantes del lugar que vamos a visitar actúan de diferente manera para «ganarse el favor» del turista. Como dice el libro, «cabría preguntarse si es necesario que los anfitriones se jueguen su identidad para que los visitantes alimenten la suya. Ocurre que los pueblos que han ido abandonando -o han sido empujados a abandonar- sus modos de vida tradicionales para dedicarse a los servicios turísticos, comienzan a generar su identidad colectiva no tanto por las prácticas y expresiones históricas del lugar, sino desde las expectativas y necesidades de los visitantes».
Finalizo este párrafo con una cita de Marcel Proust que me parece muy significativa: “el único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar nuevos paisajes, sino en mirar con nuevos ojos”.
Diferencias entre los viajes de antes y los de ahora
Pues mira… No quiero ser una «abuela cebolleta», pero yo sí que he visto diferencias. Viajar antes estaba al alcance de muy pocos (por los precios), pero ahora con los viajes low cost cualquiera puede viajar (y eso está bien, no me malinterpretes). Pero sí que ha traído esto consigo algunos cambios:
Se tiende a «extraplanificar»
A ver, que es normal planificar algo, pero que no pasa nada si no está todo atado. De verdad que es todo más sencillo de lo que te imaginas, solo hay que confiar. Deja que pasen cosas, un viaje te enseña a ser abierto/a y a desenvolverte ante lo que no tenías previsto. De hecho, los imprevistos son parte de un viaje. Y esto es un buen aprendizaje para cuando vuelves a tu vida rutinaria.
Los «pack todo incluido»
Recuerdo cuando fui a India y había autobuses con turistas que seguían a una persona con una banderita. Dormían en un lujoso hotel y tenían todo planificado (incluso la hora de ir al baño). Flipé. Hablé con algunos/as y me contaron que no habían hablado con ninguna persona local que no fuese la gente de los hoteles o restaurantes en todo el viaje. Las comidas estaban occidentalizadas y las actividades organizadas a medida.
Me parece un poco artificial, ¿no? Pero para esas personas todo eso estaba bien, así que yo no tengo nada que decir a esto. Tiene que haber tantas opciones como tipos de personas, aunque yo huyo de ese tipo de viajes.
El turismo responsable y/o sostenible es más duro
Con la masificación, se ha puesto de moda el turismo responsable y/o sostenible, para grupos reducidos de personas, pero debo decir que casi nadie es consciente de que viajar así y ser «responsable y coherente» es más duro. Vamos, que te «complicas» la vida.
Normalmente la gente que opta por este tipo de viajes suele ser gente concienciada que ya se «complica» la vida en el día a día en aras de un menor impacto de sus actos sobre el planeta. Por ejemplo, es gente que no genera más basura de la necesaria, que no consume alimentos en plásticos y va siempre con su bolsa de tela para comprar todo lo que puede a granel, es gente que prefiere en su alimentación lo vegetal a lo animal, que se mueve a ser posible en bici o transporte público, que comparte casa o coche…
Cuento esto porque luego vienen las decepciones cuando llegas al país que visitas: que si huele mal, que si esta costumbre no me gusta, que cómo pueden vivir así, que qué atrasados/as están… Si vas a un viaje de este tipo, es porque realmente estás concienciado/a o estás abierto/a a aprender. Es tu decisión, pero si realmente quieres hacer un viaje de este tipo no tendrás muchos lujos, pero sí una verdadera inmersión cultural (bueno, todo lo que permite este mundo globalizado).
Y bueno, hasta aquí mi artículo. Me faltan muchas cosas por reflexionar, pero me quedaría un artículo larguísimo. Me despido ya. No olviden supervitaminarse y mineralizarse 😜
Tras 15 años vinculada al mundo de la cooperación internacional quiero compartir toda mi experiencia para ayudarte a encontrar el voluntariado o el viaje solidario de tus sueños. Puedes descargarte mi «Manual imprescindible para personas viajeras y solidarias que buscan diferenciarse» para empezar.